Ya llevamos unos días en el taller de empleo. Todas estamos muy contentas, pero todavía nos estamos adaptando a la nueva rutina; y es que nuestra rutina diaria ha sufrido un cambio considerable.

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Cada una de nosotras, tenía un día a día diferente, más o menos ajetreado, pero está claro que todas hemos tenido que realizar modificaciones en nuestra vida, para poder compaginar nuestra rutina anterior, con el taller de empleo, el cual ocupa 7:30 diarias en el aula. A ésto, hay que sumar, el trasnporte de las compañeras que tienen que trasladarse y las horas de estudio, que en ocasiones tenemos que realizar en casa.

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Algunas de nosotras, destacan sobre todo, tener que madrugar, ya que comenzamos a las 7:30 de la mañana, nuestras clases. Otras, destacan, la organización que han tenido que realizar en sus tareas domésticas, al disponer de menos tiempo. Algunas compañeras, que tienen hijos pequeños, también han tenido que organizarse de nuevo, para poder atender a sus hijos, organizarse con los horarios de sus hijos y maridos y poder tener tiempo disponible con ellos.

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Además, todas destacamos que la vuelta a la vida de estudiante, tras tantos años sin hacerlo, supone un esfuerzo añadido. En clase, tenemos que trabajar mucho la atención y la memoria, además, de volver a poner en práctica las técnicas de estudio apropiadas para poder aprender la teoría que se explica en clase.

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En definitiva, nuestra vida anterior ha cambiado; de manera positiva, pero de manera muy drástica (de un día para otro), por lo que debemos realizar un esfuerzo para organizarnos y compaginar nuestra vida previa, con esta nueva área.